El inicio de un nuevo año debe servir no sólo para evaluar nuestros resultados y plantearnos metas para el futuro, sino también para sintonizarnos con la energía universal de cambio que tiene tiempo gestándose entre nosotros y de la cual somos protagonistas.
La única manera efectiva de cambiar nuestras vidas es cambiar nuestra conciencia, esto significa, cambiar la manera como nos aproximamos al mundo, para hacerlo de una forma más despierta, absolutamente presentes en el momento actual.
Para ello requerimos una gran dosis de amor y disciplina. Formar una nueva consciencia pasa por hacernos responsables de nuestros actos, asumiendo que el mundo que tenemos lo hemos creado nosotros y es consecuencia directa de nuestros pensamientos. En la medida en que entendamos que somos coautores de la realidad, alcanzaremos la libertad de decidir nuestro destino.
Sanar nuestra historia, comprender que el otro y sus circunstancias son consecuencia directa de nuestra mirada es el primer paso hacia la nueva conciencia universal que juntos podemos construir. Ampliar nuestra visión, incluir al otro y mirar más profundo no sólo nos dará una nueva perspectiva ante la realidad, sino que seremos capaces de reconocer nuestra capacidad de transformarla.
Atrévete en este nuevo comienzo, a mirar más allá, siempre desde el amor y desde la apertura, pero sobre todo a mirar “hacia adentro” y descubrir el enorme potencial interno que tenemos para cambiar las cosas.