Se ha demostrado científicamente, que reírnos de nosotros mismos eleva el sentido del humor. Toma un par de minutos frente a un espejo (si es necesario) y comienza a reírte, contigo, de ti, para ti. El poder de las sonrisas no es cuestionable, pero también nos trae beneficios a nosotros mismos.
Se acabaron las excusas, desecha aquella frase de «no me soporto» y cámbiala por «que bien reírme»… Recuerda que el bienestar en tu vida es tu responsabilidad, además de tu meta.