Al pintar mandalas estamos utilizando un método de meditación activa con el cual podemos exteriorizar nuestros sentimientos, estados de ánimo y crear una imagen perfecta de como estamos en nuestro interior y como sentimos la vida en el momento en que pintamos el mandala.
Al pintar mandalas estamos realizando un trabajo lúdico-terapéutico que nos permite dejar fluir nuestro niño interior y explorar nuestra creatividad. De esta forma podemos generar armonía, paz y lograr el equilibrio interior. Además nos beneficiamos realizando un trabajo de autocuración y sanación físico-mental.
Pintar mandalas nos ayuda a:
-Entrar en un estado de meditación, de paz y aceptación propia.
-Desarrollar y aumentar la paciencia y liberarnos del estrés.
-La recuperación de ciertas enfermedades o patologías.
-Mejorar nuestra concentración antes de estudiar.
-Expandir nuestra creatividad.
-Lograr el autoconocimiento, crear un mapa de nuestros sentimientos.
Los mandalas son imágenes circulares organizadas alrededor de un centro. Están incluidos dentro de la Geometría Sagrada, es decir, su estructura posee códigos que operan como ordenadores e interactúan con nosotros a nivel inconsciente. Estos códigos universales son creadores de energía vital.
El tipo de vibración que transmite el Mandala depende tanto de las formas geométricas como de la numerología oculta en su interior. Pueden ser energías de protección, salud, alegría, fortaleza, comunicación y paz.
Las energías que irradian siempre son positivas. Si tienes un Mandala en tu casa, en tu oficina, este emitirá continuamente ondas energéticas que armonizarán y equilibrarán el ambiente donde se encuentra.