Ilustración: María Raquel Ferrer

Durante muchos años, el fin del ciclo fértil de una mujer se ha asociado con el ocaso de su vida, pero, ciertamente, todo depende del cristal con que se mire. Si bien dar vida es una bendición, dejar de hacerlo no supone de ninguna manera lo contrario.

¡Afuera los estigmas! La vida es una sucesión de metas cumplidas y, lo más importante, de metas por cumplir. La menopausia, bien puede ser el momento de reenfocar nuestros propósitos y dirigirnos hacia ellos, con la convicción de que sí, somos creadoras de vida… y la vida es mucho más que un ser humano, es todo lo que hacemos con ella y desde ella.

El fin de un ciclo –reproductivo- trae consigo de manera implícita el comienzo de otro. La menopausia es una transición, es la oportunidad de redirigir tu mirada para verte a ti misma: tu cuerpo, tu mente, tus emociones,  tus proyectos… tu camino. Es como redescubrirse, y redescubrirse es muy parecido a volverse a enamorar. Así que… ¡Ábrele las puertas al reconocimiento! Encuéntrate con la mujer que eres, escúchate y, ahora más que nunca, regálate cariño, regálate vida.

La menopausia indica que hemos arribado a la madurez y ¿qué es la madurez si no plenitud?

Esta puede ser la mejor etapa de tu vida. No rechaces el cambio, aprehéndelo. El amor nace del conocimiento. Es tu oportunidad de amarte mejor, de amarte desde la consciencia.

Entiéndete y perdónate. Mejora tu alimentación. Cuida tu cuerpo porque es tu templo. Haz una rutina de ejercicios que te complazca. Consigue el ritmo de vida que te haga sentir satisfecha. Reaviva tu sensualidad y explora tu sexualidad… Redescubrirse: esa es la propuesta de la menopausia.

 

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