Entre mis pocos recuerdos de infancia tengo uno con mucha nitidez, el de mis grandes amigos zurdos Ximena y Gorka. Los recuerdo un poco retorcidos en el pupitre haciendo un gran esfuerzo por sostenerse y/o impedir que el cuaderno terminara en el piso. Eso, lo confieso, me generaba un poco de angustia.
No me gustaba la letra de mis amigos zurdos, me parecía poco agraciada. Por el contrario sus movimientos me producían fascinación. Para mí el movimiento de mis amigos zurdos tenía una estética original. Creo que la zurdera siempre tuvo un especial atractivo para mí y creo que entendí el porqué años después cuando ya adulta asistí a una consulta endocrinológica y la doctora me dijo que probablemente yo era zurda originalmente. Eso me lo dijo por el resultado de las medidas de mis extremidades.
De allí en adelante me ocupé disciplinadamente de desarrollar mi lateralidad izquierda: aprendí a dar masajes y llegué a sentirme más cómoda trabajando con mi mano izquierda que con la derecha, hice aikido –maravilloso arte marcial- y desarrollé mucho más mis habilidades motoras ambidiestras, además de manera consciente empecé a utilizar mi lado izquierdo para las tareas cotidianas: abrir frascos, lavar los platos, peinarme, etc.
A pesar de mis esfuerzos, soy diestra, pero me encantan los zurdos y soy una convencida de la importancia que tiene la búsqueda del equilibrio corporal para desarrollar la armonía interna, la estética y la vida.
Los privilegiados zurdos son aproximadamente entre un 8 y un 13% de la población mundial, aunque sería mayor si no hubiera tanta presión social para ser “derechos”. Los estudios indican que la condición es más común en varones (13%) que en mujeres (9%), pero escribir no es un indicador preciso, pues muchos zurdos escriben con la mano derecha obligados, por presión social, durante su aprendizaje, mientras que la mano o pie izquierdo la siguen utilizando para otras actividades.
Los zurdos son más sensibles con su lado izquierdo: aprecian mejor las melodías con su oído izquierdo, disfrutan más las imágenes con su ojo izquierdo, son más sensibles al tacto con su piel del lado izquierdo… así que si tenemos el privilegio de tener afectos zurdos aprovechemos su lado más sensible, el izquierdo, para expresarles nuestro amor.
La dominancia cerebral en un diestro suele ser izquierda y sabemos que ese hemisferio cerebral es característicamente secuencial, linguistico, y lógico, debido a los procesos de especialización que ha experimentado la actividad humana. En los zurdos no necesariamente la dominancia cerebral es derecha, pues aproximadamente la mitad de los zurdos tienen desarrollado el cerebro de manera similar a los diestros. Por esta razón la recomendación de potenciar el funcionamiento integrado de nuestros 2 hemisferios cerebrales vale por igual para diestros y nuestros hoy celebrados, reconocidos y honrados zurdos.
Desarrollar nuestro cerebro integrando las funciones -ya mencionadas- propias del hemisferio izquierdo, con las funciones propias del cerebro derecho: creatividad, ubicación espacial, percepción totalizadora, entre muchas otras, nos conducirá al desarrollo de una humanidad más integrada, inclusiva, armónica y equilibrada, y aliviaremos la carga de nuestros amados zurdos que hasta el presente han cumplido con la noble misión de mostrarnos el mundo desde la otra acera para que podamos mirarnos y reconocernos.
Colaboradora: Patricia Valderrama