La filosofía popular reza sin decoro aquello de que «el dinero es lo que mueve al mundo«, contra eso existe una fábula milenaria en la que un sabio maestro le demuestra a su discípulo que lo que mueve al mundo es la fuerza del amor. Múltiples historiadores se dedican a re-investigar la historia, entonces las versiones cambian, como que el color rojo de nuestra bandera nacional no es por la sangre derramada en la lucha libertadora, sino por los labios carmesí de la amante de Miranda.
En fin, que de la historia no hablaremos, pero del amor sí. Uno de esos tópicos que monopolizan las reuniones entre amigos y las penas y preocupaciones de los seres humanos. Es que ¿hay alguien que no haya «sufrido de amor» alguna vez?
Hoy escribiré sobre el patrón escondido detrás de las relaciones amorosas, patrón que no sólo determina una relación de pareja, sino la forma de relacionarnos interpersonalmente en general. Porque estamos acostumbrados a endosarle al amor o a la incompresión nuestros problemas de relacionamiento, evadiendo al verdadero responsable: nosotros.
Detrás del «amor»
¿Enamorarte te ha traído más sufrimiento que bienestar? ¿Le temes a la soledad? ¿Tus relaciones de pareja o con otras personas significativas han sido problemáticas o autodestructivas?
Parece común y absolutamente normal que tengamos respuestas afirmativas a estas preguntas, la dependencia emocional es un mal bien disfrazado.
Como les comenté, la dependencia emocional podríamos definirla como un patrón de relacionarse a nivel interpersonal (parejas, u otros significativos), de una manera intensa y subordinando el valor propio a expensas de la felicidad de otro. Generalmente se caracteriza, por una disminución de la autonomía personal, una necesidad del otro y una dificultad o incapacidad de resistirse a él y controlarlo.
¿Por qué surge la dependencia emocional?
Esta puede responder a un patrón de necesidades emocionales insatisfechas desde la niñez, que ahora de mayores se buscan satisfacer, mediante la búsqueda de relaciones interpersonales muy estrechas, con características muy peculiares.
Generalmente las personas que tienden a establecer estas relaciones no se sintieron, adecuadamente amados, o comprendidos, o valorados, o apreciados por las personas mas significativas de su infancia (madre, padre, abuelos o criadores).
Muchas veces de niños sintieron la amenaza de perder el afecto de sus padres si no acataban lo que ellos decían, es decir, desde muy temprano aprendieron a hacer todo lo posible para cumplir con las expectativas de los padres, muchas veces alimentadas por patrones de relación deteriorados (chantaje emocional, maltrato físico, etc.) que los convirtieron en víctimas del abuso emocional a temprana edad.
Características de las relaciones interpersonales, especialmente de pareja, de los dependientes emocionales:
1. Necesitan la aprobación de los demás: A medida que el vínculo es más relevante la necesidad es mayor, aunque también hay cierta preocupación por «caer bien», incluso a desconocidos. Lo excesivo de esta necesidad genera en ocasiones rumiaciones sobre su aceptación por un determinado grupo, empeños en tener una buena apariencia, o demandas más o menos explícitas de atención y afecto.
2. Gustan de relaciones exclusivas y parasitarias: La necesidad de la pareja (o del amigo, hijo…) es realmente una dependencia como se produce en las adicciones, lo que genera que el otro sujeto se sienta con frecuencia invadido o absorbido. El dependiente emocional quiere disponer continuamente de la presencia de la otra persona como si estuviera «enganchado» a ella, la llamará continuamente, le pedirá que pasen más tiempo juntos, demandará de ella atención exclusiva y todavía le parecerá insuficiente, etc. El motivo subyacente no es la posesión o el dominio, sino la tremenda necesidad afectiva de estos individuos.
3. Su anhelo de tener pareja es tan grande, que se ilusionan y fantasean enormemente al comienzo de una relación o con la simple aparición de una persona interesante. Posiblemente, son de los pocos momentos verdaderamente felices de su vida: cuando empiezan una relación o al menos tienen posibilidades de que esto ocurra. La excesiva euforia que manifiestan se refleja en expectativas irreales de formar pareja con alguien a quien no conocen bien.
4. Generalmente adoptan posiciones subordinadas en las relaciones, que pueden calificar como asimétricas: Su baja autoestima, les hace elegir frecuentemente parejas explotadoras que conducen al dependiente emocional a una continua y progresiva degradación. Tienen que soportar desprecios y humillaciones, no reciben verdadero afecto, en ocasiones pueden sufrir maltrato emocional y físico, observan continuamente cómo sus gustos e intereses son relegados a un segundo plano, renuncian a su orgullo o a sus ideales, etc. Su papel se basa en complacer el inagotable narcisismo de sus parejas, pero lo asumen siempre y cuando sirva para preservar la relación. Dicha subordinación es un medio, y no un fin. Los dependientes emocionales se dan para recibir por su terrible anhelo de mantener la relación.
5. Sus relaciones no llenan el vacío emocional que padecen, pero sí lo atenúan: Las parejas que forman suelen ser tan insatisfactorias como patológicas porque no se produce intercambio recíproco de afecto, responsable del incremento de la autoestima y de la calidad de vida de sus componentes. No obstante, estas personas están tan poco acostumbradas a quererse y a ser queridas que no esperan cariño de su pareja, simplemente se enganchan obsesivamente a ella y persisten en la relación por muy frustrante que ésta sea.
¿Te identificas en mayor o menor grado con estas características? No te alarmes, con disposición hacia la evolución todo puede mejorarse. Lo importante es que este primer acercamiento a la dependencia emocional te alerte y aporte a un relacionamiento con consciencia, sano, de bienestar.
La mejor forma de diagnosticar y tratar esta dependencia es con un médico o terapeuta especializado, así trabajarás enfocadamente sobre lo que afecta tus relaciones.
Colaboradora
Dra. Maira Cortez
En EcoSalud contamos con un grupo de apoyo continuo y de libre integración para el tratamiento colectivo de este patrón. Para más información consulta en nuestra página.