Históricamente el sexo siempre ha encabezado dos listas: la de los mejores placeres de la vida y la de los temas tabúes. Ese liderazgo simultáneo ha incidido en que muchas parejas —aún estando en una relación estable— tengan dificultades para disfrutar plenamente su vida sexual y para hacer del orgasmo un goce frecuente.
Como en el mes de agosto se celebra el Día Mundial del Orgasmo Femenino, en EcoSalud quisimos conversar con nuestra psicóloga y especialista en terapia de parejas, Teresa Pereira, sobre la manera en que se puede alcanzar el máximo placer en pareja, teniendo como bandera el trabajo en equipo. ¿Te animas a intentarlo?
Aunque el orgasmo debiera suceder de forma natural luego de una fase de excitación, algunas mujeres necesitan aprender (por sí mismas y junto a sus parejas) de qué forma quieren alcanzarlo. Para ello tienen que reconocer cómo viven su sexualidad y descubrir qué valor le dan a su entorno social, a sus creencias, al deseo, a sus emociones y a los distintos estímulos físicos que reciben durante el acto sexual.
¿Le has prestado atención a las imágenes que pasan por tu cabeza cuando estás en la intimidad? ¿Hay cambios en tus zonas erógenas? ¿Qué percibes? ¿Gestos, sonidos, olores, texturas, movimientos? El cuerpo responde al placer y no lo hace solamente a través de las palabras.
Nuestra especialista en terapia de parejas parte de la idea de que la masturbación hace que cada quien se conecte con su lado erótico: «Conocer tu cuerpo te permite entender de una manera más fácil cuáles son tus necesidades y las del otro. Eso es muy importante porque en la pareja el placer debe ser mutuo», señala.
Teresa explica, que el primer acercamiento al sexo debe ser de forma abierta y responsable para que en la vida adulta se pueda disfrutar sanamente. De hecho, asegura —con base en su experiencia profesional— que las relaciones sexuales juegan un papel fundamental en el éxito de una pareja: «El amor no es garantía de buen sexo, claro que le da un valor extra a la relación, pero en el nivel de placer tienen mayor influencia la confianza, el deseo, el respeto y la seguridad».
Aunque en esta época hay más permisividad con el sexo, eso no significa que sea más placentero que antes. «Aún hay muchos complejos e inseguridades. Por ejemplo, no todo el mundo se atreve a hablar sobre prácticas sexuales no convencionales y si una mujer se interesa por ellas, se le tilda de ligera», expresa Teresa.
Disfrutar de la sexualidad abiertamente es tan placentero como saludable; por eso no la vivas desde la frustración ni la conviertas en un proceso automático dentro de tu relación de pareja. Lo mejor es que ambos conversen honestamente sobre sus gustos y establezcan sus límites, intenten despojarse de la pena y sigan sus instintos. Si necesitan orientación especializada, en EcoSalud podemos brindársela; mientras tanto, los invitamos a reinventarse como pareja: celebren que pueden sentirse el uno al otro, estremecer sus energías y compartir uno de los mejores placeres de la vida. ¡En conjunto!